Creamos contenidos en la red constantemente, bien como usuarios individuales, bien como empresas, en forma de correos electrónicos, posts en blogs, mensajes en redes sociales o intervenciones en plataformas de difusión, pero no siempre controlamos el almacenaje de esa información.
Imaginemos una empresa que mantiene una activa presencia online mediante un perfil público en Facebook y Linkedin, un blog para mostrar los avances que realiza la empresa, con artículos de interés sobre su área de trabajo, y una cuenta de Twitter en la que publican sus últimas ofertas y dialogan con sus clientes. Un día deciden que quieren integrar todos sus mensajes en una plataforma propia en la que crear un archivo con todo el interesante contenido que han ido produciendo… y entonces se dan cuenta de que Facebook les permitirá -en un futuro próximo- exportar sus datos en masa, pero que alguien tendrá que navegar por los miles de mensajes para elegir los materiales a publicar y los que deben descartarse, Twitter no tiene servicio de exportaciónta, así que la empresa debe usar Backupfy para conseguir, al menos, un documento de texto masivo, y su servicio de blog no permite extraer datos, así que también tendrá que recurrirse a una criba manual.
La disponibilidad de los contenidos que generamos debería ser una preocupación para quienes dediquen tiempo y esfuerzo a mantener una presencia online, y es algo de lo que muchas veces no somos conscientes. La mayor parte de los servicios de internet no tienen entre sus prioridades que los usuarios puedan sacar sus datos del sistema, principalmente porque eso significa en un alto porcentaje dejar que los usuarios se vayan a otra parte.
Los servicios de Google nos permiten exportar nuestros datos de la mayor parte de sus servicios, ya sean, por ejemplo, posts en Blogger, calendarios en Calendar o subscripciones en Reader. Podemos exportar nuestros blogs creados en Wordpress con mucha facilidad, de hecho es una de las herramientas usadas para importar contenidos de otras plataformas de blogs -aunque no todas- a su propio sistema para luego exportarlas a nuestro odernador, una solución complicada como mínimo. Twitter, como en el ejemplo ofrecido, depende de aplicaciones creadas por otras empresas para exportar su contenido… algo lento y no del todo satisfactorio.
De modo que cuando creemos algo destinado a albergar una gran cantidad de datos que nos pueden resultar interesantes en el futuro dediquemos un poco de tiempo a buscar herramientas de exportación y ver lo bien -o mal- que funcionan, antes de decidir si esa plataforma nos interesa a largo plazo.
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